miércoles, 1 de mayo de 2013

GENERANDO IDENTIDAD PARA EL DESARROLLO

¿Cómo un país, una región o un pueblo logra un desarrollo sostenible? Frente a esta interrogante surge la necesidad que desencadena una ráfaga de respuestas, desde la evolución del hombre, la formación de las comunidades primitivas, la sociedad, la propiedad privada, el estado, etc. Siempre existió un mecanismo de transmisión de la cultura en los pueblos, por ello que los ancianos eran los maestros de las ciencias y las artes. Desde aquellos tiempos y en la actualidad tenemos un sistema educativo y la constitución política del estado peruano indica en su artículo 13 “La Educación tiene como finalidad el desarrollo integral de la persona humana.” Esto significa que la persona debe de desarrollar sus capacidades cognitivas, afectivas y psicomotoras, desde el desarrollo personal, el desarrollo de sus interrelaciones con los demás y su participación activa en la sociedad. En la Ley General de Educación Nº 28044 en su artículo 2 indica, “La educación es un proceso de aprendizaje y enseñanza que se desarrolla a lo largo de toda la vida y que contribuye a la formación integral de las personas, al pleno desarrollo de sus potencialidades, a la creación de cultura, y al desarrollo de la familia y de la comunidad nacional, latinoamericana y mundial. Se desarrolla en instituciones educativas y en diferentes ámbitos de la sociedad”. Es decir que desde la Escuela tenemos que desarrollar las capacidades y potencialidades de los estudiantes para su desarrollo personal y por ende para el desarrollo de la sociedad, sin dejar de lado su cultura, su pasado histórico como impulsor, fuerza, motor y motivo que busca la superación constante. La Escuela entonces se convierte en el espacio para construir ciudadanía, entendiendo que ella se construye sintiéndose parte de una sociedad (sentido de pertenencia) y el estudiante se sentirá parte de su comunidad cuando conozca su historia, sus costumbres, sus anhelos. Y al ser parte de esta sociedad entenderá que tiene derechos y deberes (sujeto de derechos y deberes), no se debe de sesgar la construcción de la ciudadanía resaltando los derechos, sino que también deben de conocer sus deberes porque de la interrelación y equilibrio del ejercicio de los derechos y los deberes se genera el estado de justicia o injusticia. En la teoría de la justicia, J. Rawls considera que los principios de justicia que son objeto de un acuerdo entre personas racionales, libres e iguales en una situación contractual justa, pueden contar con una validez universal e incondicional. Él mismo denominó a su teoría de justicia como: imparcialidad, apoyado en la idea de que solamente a partir de condiciones imparciales se pueden obtener resultados imparciales. La imparcialidad de la situación contractual a la cual él llama posición original se garantiza por un velo de ignorancia que impide a los participantes del acuerdo observar y tener todos los conocimientos particulares, entre ellos los relacionados con su propia identidad y con la sociedad a la cual pertenecen. De este modo, se depura el acuerdo de la influencia de factores naturales y sociales que Rawls considera contingentes desde el punto de vista de la justicia, y a la vez se asegura el tratamiento equitativo de las distintas concepciones del bien. Participación activa en la solución de los problemas de la comunidad y de su transformación, entonces diremos que la Escuela es un espacio no solo para el desarrollo personal sino también para el desarrollo de una sociedad democrática, solidaria, justa, inclusiva, próspera, tolerante y forjadora de una cultura de paz que afirme la identidad nacional sustentada en la diversidad cultural, étnica y lingüística, supere la pobreza e impulse el desarrollo sostenible del país y fomente la integración latinoamericana teniendo en cuenta los retos de un mundo globalizado. Ciudadanos del Perú y para el Mundo. POR: FREDDY EDINSON JIMÉNEZ PAREDES

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